El gato y su curiosidad {Andromeda}

Me encontraba inpeccionando el lugar, la verdad hacia mucho -hablando en años ya que ahora estabamos en otro muy diferente al de nosotros- que no venia aqui, era mi lugar favorito, amaba ver trofeos y ver los logros que habia tenido cada casa a lo largo del año, ademas debia de ser muy interesante saber que habia pasado en todos estos años, siempre me entraba la curiosidad cual casa iba a ser la mejor despues de que nos fueramos, y eso se sabia por obvias razones por los trofeos, asi que mientras caminaba podia encontrar muchos de Gryffindor y Slytherin como era siempre, las demas casas era poco que se resaltaran en estas cosas y no sabia porque, si todos teniamos las mismas capacidades, pero a la gente le encanta encasillar a las personas y siempre les decian que ellos jamas podia, aunque claro no podia escuchar pensando asi sera para que me desherede la familia Black.

Segui caminando sumida en mis pensamientos que no note que otra persona ya se encontraba en este lugar, era demasiado despistada en esas cosas, por lo que segui caminando sin darme cuenta, hasta que senti una barrera que interrumpia mi caminanta, al alzar la cabeza me di cuentra que se trataba de James Potter, bueno ahora Oliver Burdock, la verdad ya estaba enrredandome sola en esto de los nombres de cada uno en esta epoca -disculpame Oliver pero ya sabes lo muy despistada que soy- dije riendo mientras le daba un abrazo, aunque el fuera Gryffindor y poco grato para mi familia, el siempre me habia caido bien, ademas era amigo de mi primo favorito Sirius, asi que eramos buenos amigos, o bueno eso creia yo ahora.

Embobado en la imagen y los diversos trofeos, de un momento a otro observé que uno de ellos llevaba mi nombre. Lo cogí y observé bien.

"James Potter Dorean"
Premio Anual, 1977
'No hay importancia en el número de caídas. Las veces que te levantes, te revelarán quién eres'

Mientras lo leía, tres pensamientos me venían a la cabeza. El primero, que seguramente las últimas palabras habían sido colocadas por el mismísimo Dumbledore. El segundo, que no debería estar leyendo ese tipo de cosas, enterándome de lo que me sucedería (o sucedió). Y en tercero, puro y simple orgullo. Por primera vez desde que mi estancia en el tiempo se había vuelto inestable, lograba ver que tendría éxito en algo. La cadena de pensamientos se interrumpió en cuanto escuché la puerta de la sala cerrarse. Dejé la fotografía del equipo de Quidditch y el trofeo sobre el mueble, preparado para exponer mis excusas. Me invadieron dos sentimientos contradictorios al ver de quién se trataba. Alivio, por que no había sido visto en el acto, y decepción; al parecer las ansias de meterme en un problema, seguían allí.
Me quedé callado y quieto en mi lugar. La chica no lo parecía, pero por dentro era un verdadero desastre; no era ninguna sorpresa que no hubiese siquiera notado mi presencia. Tal fue el punto que hasta que chocó literalmente conmigo, pudo alzar la vista y darse cuenta de que no era la única en el lugar. Se disculpó, mencionó sus maneras despistadas para después abrazarme. Sonreí levemente, regresándole el breve abrazo. La despeiné ligeramente para luego apartarme un poco.
-Sí Meda, se lo despistada que eres-le dije en respuesta, con una sonrisa llena de alarde- sigo siendo James, y tu sigues siendo Andromeda. No importa cuantas décadas de tiempo intenten probar lo contrario.